martes, 22 de julio de 2014

Quinto - Jornada

Bien... Los chicos de quinto tuvieron que leer y escribir "un montón". La propuesta tenía como objetivo conocer algunas leyendas de los pueblos originarios de Argentina. Para acompañarlos en la experiencia estuvimos la directora Laura, la asesora Valeria y quien escribe, su profe de Literatura Latinoamericana. 
En un primer momento se les entregó un juego de fotocopias con las leyendas, dejando que cada grupo escogiera. Se les dio un tiempo para la lectura individual y luego todos leyeron un fragmento en voz alta. He aquí la selección, elaborada a partir de la digitalización de un viejo libro donado por "la dire":


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Luego, a partir de unas imágenes extraídas del Diario 3 del Litoral de Leonardo Batic, se les propuso escribir (buscando información en Internet, o no, según quisieran) sus propias leyendas.  

Kurupí: la leyenda de las montañas
En la oscuridad de la montaña de los altos Andes se encuentra un robusto duende llamado Kurupí.
Este extraordinario ser ha sido visto por muy poca gente. las personas que lo hicieron lo describen como un enano robusto, con los pies dirigidos hacia atrás, por lo que le es difícil trepar y andar.
Los relatos cuentan que las mujeres que se adentran en las montañas por leña son tratadas cruelmente. en estos casos, el Kurupí viola y mata a sus víctimas. Pero su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar en cinta y listas para parir a los 7 meses. Una forma de huir de él es cortando su pene, hecho con el cual se vuelve momentáneamente inofensivo, hasta que el pene vuelve a crecerle. 
Este engendro nunca abandona las montañas donde reina con el poder de su sensualidad, excepto para raptar a sus víctimas.

El protector del rebaño 
Un día, un pastor decidió llevar a sus ovejas a un valle llamado Jacy Jateré. Mientras las cuidaba, se dio cuenta de que alguien o algo lo observaba a él y a sus ovejas. 
Entonces decidió acercarse a una roca pero no pudo ver nada, decidió luego alejarse y sentarse cerca de sus ovejas. Desde allí miraba hacia la roca hasta que de repente vio a un pequeño duende rubio y muy bello.
El pastor estaba muy sorprendido y asustado, no sabía qué hacer. 
Entonces decidió acercarse al duende pero este se alejó perdiéndose entre las ovejas. Desde aquel día, nunca más lo volvió a ver. Sin embargo, cada vez que llevaba sus ovejas a ese valle, sentía la presencia del duende.
Al conocer la historia, los habitantes de la zona decidieron llamar Jacy Jateré al duende (debido a que solo se lo encuentra en ese valle).

Aña, el demonio castigador 
Cuenta la leyenda que un demonio llamado Aña se aparece a las personas que son malas en la vida. 
Un hombre de apellido Bastada, robaba y asesinaba continuamente. Un día, estaba solo en su casa, era de noche, cuando se acostó. Entonces un demonio aterrador apareció en su habitación, le dijo se que llamaba Aña y que venía a llevarlo al infierno durante toda la eternidad como castigo por ser tan injusto con los demás.
Bastada quedó medio loco y contó esta leyenda a todo el pueblo hasta que finalmente murió. Desde entonces, la gente del pueblo teme que le suceda lo mismo.

El misterioso Pombero 
Esta leyenda cuenta que en Misiones se encontraba el pequeño duende, el Pombero, que se disfrazaba con pequeños pantalones, un poncho, una gran barba, un sombrero de paja y un bastón.
Este pequeño Pombero tenía poder en su bastón, podía invertir el día en noche y la noche en día. En gran parte del pueblo no había sol, habían caníbales que llevaban los hijos de los habitantes a los montes. Todo esto pasaba por la oscuridad que cubría el pueblo.
En esos tiempos el Pombero no era querido por nadie. Pero, ante la inmensa cantidad de desaparecidos, las personas del pueblo decidieron llamarlo y pedirle ayuda. Porque él tenía el poder de transformar la noche en día, por eso las personas fueron donde se encontraba el duende. Él ya sabía de la situación de los hijos desaparecidos así que decidió poner el día en la noche. Así los caníbales no pudieron raptar más a los niños.
Y de esta forma ganó el Pombero el cariño de las personas del pueblo.

Hada Caá Yarí
Cuenta esta leyenda que hace unos años atrás existía un hada llamada Caa Yarí. Ella fue creada con un propósito maléfico: para engañar a los hombres haciéndose pasar por buena para, luego, enamorarlos.
Pero un día trató de enamorar al hombre equivocado porque, aunque lo que ella buscaba era engañarlo, se enamoró de él. Y este se burló del hada. Por lo tanto, Caa Yarí decidió vengarse haciéndole maldiciones a su familia.
Para deshacer esa maldita maldición, el hombre se tenía que casar con ella, si no el hechizo no se rompería nunca jamás. Si él trataba de hacerle daño, el pueblo recibiría un castigo inmenso.
Entonces, el hombre resignado se casó con ella para deshacer el hechizo y este se rompió. Así pasó a ser el hombre más infeliz y, a su vez, el gran héroe del pueblo Mainumbí.

El trébol de 4 hojas
En alguna parte del norte de Entre Ríos, cruzando la arboleda más grande de la provincia, vivían los duendes lumpaslumpas. Como toda aldea de duendes, tenían un jefe, Puchi Suertes. La familia del jefe estaba compuesta su bella esposa y sus 4 hijas, quienes eran muy unidas. Blanca, Rocío, Rita y María amaban estar juntas, las 4 deseaban encontrar al amor de su vida y vivir en el mismo arbusto, todas con sus respectivos maridos, felices y enamoradas.
Un día como cualquiera, Clara, la esposa de Puchi, salió a recoger frutos pero un jabalí la atacó y se la comió. Cuando Puchi se enteró, mandó a matar a ese jabalí agregando que, el que fuera responsable de su muerte, se casaría con una de sus hermosas hijas.
Después de 20 días, Eric, el duende más codiciado de la aldea, mató al jabalí y se lo entregó a Puchi. Cuando el jefe lo presentó a sus hijas, ellas quedaron impresionadas y las 4 se enamoraron profundamente a primera vista. Después de 5 días de intensa pelea por Eric, las duendes Suertes seguían discutiendo. Su padre les ordenó que fueran a recolectar frutos.
En la copa de un árbol descansaba un hada de las plantas llamada Caá Yarí, quien escuchó discutir a las hermanas. Primero las ignoró, pero después se hartó de escuchar la ridícula pelea y las convirtió en un trébol, cada hermana se transformó en una hoja. De esta forma, las hermanas no se separaron nunca jamás y volvieron a estar juntas para siempre. 
Por esta razón nunca se puede hallar un trébol de 4 hojas, porque el único que existe se encuentra en alguna parte del norte de Entre Ríos, cruzando la arboleda más grande de la provincia. Y sólo ese trébol es el que da suerte, pues las hermanas Suertes estaban llenas de magia.

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