martes, 22 de julio de 2014

Jornada - Segundo


Aprovechando las vacaciones, sigo contando qué hicimos en la Jornada Escuela, Familia y Comunidad.

La actividad planificada para los chicos de segundo tenía el objetivo de profundizar sus conocimientos sobre el género narrativo. Las profes responsables de llevarlas a cabo fueron Ángela (TICs), Flavia (Matemáticas) y la preceptora Nancy. 
La primera propuesta se vinculaba a los cuentos maravillosos tradicionales. La idea era preguntar a los estudiantes (teniendo en cuenta que no asistieron sus padres) si conocían alguno de los cuentos recopilados por Perrault o los hermanos Grimm, a saber: Caperucita Roja, Blanca Nieves, Cenicienta, Pulgarcito, El gato con botas, etc. Si así era, pedirles que los cuenten; si no, contarles alguno. Lamentablemente no sé bien qué pasó, pues en la puesta en común se entretuvieron con la segunda propuesta. Luego, la idea era proyectar un fragmento del capítulo 4 del ciclo Había una vez del canal encuentro:


Y, acto seguido, leer dos mini nuevas versiones que, en su momento, circularon por Twiter:

La segunda propuesta fue que, en ronda, escribieran un cuento a partir de la fórmula de inicio: “Había una vez…”. La consigna era que cada estudiante agregara una palabra o frase al cuento, manteniendo el sentido y respetando la estructura narrativa típica: situación inicial – conflicto – desenlace. Estos fueron los resultados:

Los duendelfos
Había una vez un elfo que vivía en las tierras de Nagnia junto a su mujer duende y sus hijos duendelfos.
Ellos tenían un gran problema con los minotauros, que venían a asaltar las tierras a través de los portales de Magnun liberados por un malvado mago llamado, precisamente, Magnun. En medio del conflicto apareció Aslam con su ejército de trols para defender las tierras de Nagnia de los malvados minotauros.
Gracias a ellos, la familia vivió feliz y todos comieron perdices.

El perro Pocholo
Había un vez un perro llamado Pocholo que tenía unas orejas tan largas que no las podía tener firmes y se las pisaba cuando caminaba, sus dientes eran blancos y grandes.
Un día, salió a pasear pero los guardaperros lo cazaron, lo pusieron en una jaula de hierro y nadie lo quiso adoptar. Por eso los guardaperros lo querían matar. Lo estaban por matar cuando vino un niño que siempre lo saludaba a Pocholo. En el último momento, el niño lo sacó de la jaula y puso un muñeco parecido a Pocholo. Los guardaperros pensaban que era Pocholo y lo mataron. El niño y el perro escaparon y le dijeron a la policía que los guardaperros maltrataban a los animales si no los adoptaban. La policía arrestó a los guardaperros que nunca más volvieron a hacer eso. Y Pocholo vivió feliz con su nuevo dueño.

Fierita
Había una vez un mono llamado Fierita que vivía en un bosque. Él se alimentaba de frutas y hojas silvestres.
Una noche, un cazador vio a Fierita que dormía muy profundamente. El cazador lo atrapó muy rápidamente sin que Fierita se diera cuenta. Al día siguiente, cuando se despertó, Fierita vio que no estaba más en el bosque. Estaba en el zoológico llamado San Martín. 
Luego de haber explorado todo el zoológico, una noche, Fierita intentó escapar pero no pudo...
Luego de haber estado un tiempo en el zoológico, lo adoptó una pareja muy amable. Fierita quedó muy contento de haber encontrado una familia que lo cuide y le de de comer. Y vivió feliz por siempre.

El gato con hambre
Había una vez un ratón que comía la mortadela que robaba a su enemigo el gato llamado Estrellita.
Un día, el gato lo descubrió abriendo su heladera y le preguntó:
- ¿Qué tenés en la mano?
El ratón muy asustado le respondió:
- ¡Nada! - y salió corriendo muy apurado.
El gato lo siguió y esperó que saliera de su cueva con una sartén. El ratón iba caminando muy lentamente mientras el gato lo observaba detrás de la heladera hasta que, por fin, lo pudo atrapar.
Después de varios días de tenerlo atrapado, a Estrellita le dio hambre y se comió el ratón.

Trilli
Había una vez un árbol con muchas raíces de distintos tamaños y formas. En una de ellas vivía un ser mágico llamado Trilli. Trilli era muy pequeño y pintoresco. Le gustaba salir afuera a mirar los colores del jardín donde vivía y juntar flores para poner en su casa.
Pero un día, Trilli juntó una flor venenosa y se murió. Tiempo después, donde había muerto Trilli, creció otra flor, tan hermosa como nadie nunca había visto.

Como los chicos de segundo son más grandes y valientes que los de primero, se animaron a participar en la puesta en común y, aunque no nos contaron sus hermosos cuentos, adornaron las paredes de la escuela con cinco afiches:


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