Un día normal en una ciudad de España, Larry empezó su día como cualquier otro. Fue al baño, se higienizó, tomó el desayuno
y salió para el trabajo. Pero cuando llegó a la esquina del lugar en donde
trabajaba se encontró con un malvado ser que se hacía llamar Señor Cucaracha.
Este villano se
encargaba de ensuciar las casas de las demás personas. A Larry no le gustó para
nada esta acción y dijo:
- Yo no puedo permitir esto.
Y entonces dio unas vueltas en el aire y se transformó en
Larry, el Extraterrestre Salvador. La gente gritaba emocionada al ver al
extraterrestre pelear contra ese villano.
Larry pensó que
sería fácil vencer al villano pero le resultó muy complicado ya que hacía
muchos pero muchos años que no peleaba con alguna persona. Entonces se le
ocurrió llamar a Cangrejo, ellos eran amigos desde hacía mucho tiempo. Cangrejo
estaba muy atareado pero al escuchar las palabras de Larry dejó todo y salió a
su encuentro.
Al hallarse de
nuevo juntos, se saludaron y acabaron con Señor Cucaracha. Al terminar la pelea, Larry le agradeció mucho a
Cangrejo y se preguntaron de dónde habría aparecido ese villano. Cangrejo le
planteó que podría haber aparecido de debajo de la Tierra, como los topos. A
Larry no le pareció una respuesta lógica y propuso investigar en todas las
cuevas fuera de la ciudad. A Cangrejo le pareció una buena idea, entonces, los
dos amigos quedaron en salir a investigar al día siguiente a primera hora y “en
mi casa”, exclamó Larry.
El día acordado
se encontraron en la casa del extraterrestre. Ya preparados para la expedición, los dos amigos salieron a investigar fuera de la ciudad. Al llegar a las cuevas,
Cangrejo le comentó que le daba un poco de miedo. Larry, muy convencido de que no podría pasar nada, le dijo:
- Cangrejo, tú pareces más valiente, ¿cómo puedes
estar ahí llorando?
- Pero, pero, pero…
- Nada de peros, ¡vamos ahí adentro a ver qué
encontramos!
Al entrar en las
primeras cuevas, Larry y Cangrejo no encontraron nada pero en la última cueva
se toparon con una guarida que estaba muy sucia y desordenada. Los amigos se
asombraron y dijeron.
- Este debe ser el escondite de Señor Cucaracha.
Cangrejo dijo:
- Ok, ahora que encontramos la cueva ya podemos irnos.
Larry le contestó:
- Sí, por hoy nuestro trabajo está concluido
pero ya que estamos saquemos algunas fotos y llevémoslas para mostrárselas a la
policía.
Al llegar a la
ciudad vieron que el Señor Cucaracha se había escapado y regresado con algunos amigos. Estos
decían:
- Arrodíllense ante nuestro poder.
La gente muy asustada le hacía caso al atemorizante
conjunto. De lejos se escuchó decir:
- ¡Nunca nos arrodillaríamos ante ustedes!
Eran los dos amigos. Los villanos, muy pero muy enojados, empezaron a pelear contra Larry y Cangrejo. La batalla duró unos diez minutos
hasta que los dos amigos vencieron sin ningún problema al conjunto de villanos.
Larry se encargó
de poner tras las rejas a todos los villanos. Luego de esto ya era muy tarde.
Entonces, Larry se fue a su casa. Al llegar allí, sus vecinos lo
esperaban muy contentos para agradecerle todo lo que había hecho para cuidarlos. Larry, muy feliz, se fue finalmente a
dormir.
Al despertar al día
siguiente, prendió la televisión y vio en las noticias que otra vez Señor
Cucaracha se había escapado, pero esta vez no lo pudieron hacer sus amigos.
Larry, nuevamente, llamó a Cangrejo para ir a la cueva. A Cangrejo no
le gustó la idea pero aceptó.
Ambos se dirigieron
hacia la cueva y allí estaba Señor Cucaracha que, cuando los vio, dijo:
- Aquí los estaba esperando.
Los dos héroes no entendieron y le preguntaron:
- ¿Qué quieres decir con eso, Cucaracha?.
- Ya sabía que iban a venir -dijo el villano.
- Pero ¿cómo? -preguntó Larry.
- Cuando llegué anoche revise las cámaras de
seguridad y los vi a ustedes que entraron en mi casa, entonces, decidí
prepararles esta trampa - y enseguida les cayó una jaula y quedaron atrapados-.
Ahora, discúlpenme, pero debo ir a causar caos en la ciudad.
Mientras Señor
Cucaracha ensuciaba la ciudad, los dos titanes pudieron escapar gracias a las
pinzas de Cangrejo. Cuando llegaron a la ciudad, fueron directamente a detener al
villano. Cuando Señor Cucaracha se dio cuenta de la presencia de Larry y Cangrejo
fue demasiado tarde. Como lo habían hecho las otras dos veces, Cucaracha quedó tras las rejas, pero esta vez en la mejor prisión de toda
España.
Cuando terminó la
última batalla, el intendente de la ciudad les entregó a los héroes una placa de
reconocimiento y les agradeció con un gran festín. Desde aquella vez ningún
villano ha pisado territorio en esa ciudad y esto se debe a los grandes amigos
Larry y Cangrejo.
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